Ilusionada iba a ver la adaptación de un libro tan curioso y diferente como La elegancia del erizo, un libro que te conquista por su sencillez y complejidad, por conseguir hacer de lo más vulgar el mayor tesoro.
Pero todas mis ilusiones acababan a medida que la película avanzaba. Ya de inicio consideraba que La elegancia del erizo es un libro que constituye en si mismo una difícil adaptación, pues se nutre de los silencios, de las miradas, de lo interno y lo superficial del ser humano, pero lo que no esperaba es que se tratase de una adaptación tan poco adaptada, y es que el término adaptación libre se le queda en el fondo. Lo que hace El Erizo es coger tres personajes magníficos y atemporales, ser bastante fiel a dos de ellos y convertir al tercero en una especia de niña psicópata, tomar algunas escenas del libro e inventarse el resto, eso sí calzándose algunas de las partes más importantes y que más sentido dan al libro.
Por lo que mi conclusión va antes que mi opinión: Defraudada, sería la palabra que mejor define como me siento tras verla.
TÍTULO ORIGINAL: Le hérisson
AÑO: 2009
DURACIÓN: 100 min.
PAÍS: Francia
DIRECTOR: Mona Achache
GUIÓN: Mona Achache (Novela: Muriel Barbery)
MÚSICA: Gabriel Yared
FOTOGRAFÍA: Patrick Blossier
REPARTO: Josiane Balasko, Garance Le Guillermic, Togo Igawa, Anne Brochet, Ariane Ascaride
PRODUCTORA: Les Films des Tournelles
GÉNERO: Drama. Comedia.
SINOPSIS: Relato del encuentro inesperado entre algunos de los habitantes del número 7 de la calle Grenelle, en París: Paloma Josse, una niña de once años tremendamente inteligente y con un plan secreto; Renée Michel, portera discreta y solitaria que bajo su apariencia de inculta y arisca oculta en realidad una personalidad inteligente y cultivada, y el enigmático señor Kakuro Ozu, un japonés que acaba de mudarse al edificio...
CRÍTICAS:
- "Francófobos abstenerse. (...) Hay algo medularmente francés en el sofisticado modelo de cursilería y en la tupida red de mentiras que encuentran en esta película su carcasa ideal (...) bien podría ser firme opositora al título de película más repugnante de la temporada." (Jordi Costa: Diario El País)
- "La elegancia del buen cine. (...) Hermoso drama, pequeñito y sin pirotecnia, que habla de sentimientos sin sentimentalismo, adapta un libro sin ser literario e invita a la reflexión sin aburrir. (...) Vayan a verla. (...) Puntuación: *** (sobre 5)." (Federico Marín Bellón: Diario ABC)
AÑO: 2009
DURACIÓN: 100 min.
PAÍS: Francia
DIRECTOR: Mona Achache
GUIÓN: Mona Achache (Novela: Muriel Barbery)
MÚSICA: Gabriel Yared
FOTOGRAFÍA: Patrick Blossier
REPARTO: Josiane Balasko, Garance Le Guillermic, Togo Igawa, Anne Brochet, Ariane Ascaride
PRODUCTORA: Les Films des Tournelles
GÉNERO: Drama. Comedia.
SINOPSIS: Relato del encuentro inesperado entre algunos de los habitantes del número 7 de la calle Grenelle, en París: Paloma Josse, una niña de once años tremendamente inteligente y con un plan secreto; Renée Michel, portera discreta y solitaria que bajo su apariencia de inculta y arisca oculta en realidad una personalidad inteligente y cultivada, y el enigmático señor Kakuro Ozu, un japonés que acaba de mudarse al edificio...
CRÍTICAS:
- "Francófobos abstenerse. (...) Hay algo medularmente francés en el sofisticado modelo de cursilería y en la tupida red de mentiras que encuentran en esta película su carcasa ideal (...) bien podría ser firme opositora al título de película más repugnante de la temporada." (Jordi Costa: Diario El País)
- "La elegancia del buen cine. (...) Hermoso drama, pequeñito y sin pirotecnia, que habla de sentimientos sin sentimentalismo, adapta un libro sin ser literario e invita a la reflexión sin aburrir. (...) Vayan a verla. (...) Puntuación: *** (sobre 5)." (Federico Marín Bellón: Diario ABC)
Fuente: Filmaffinity.
Para empezar, repetir una vez más que la película El Erizo trata de ser una adaptación de la obra escrita La elegancia del erizo, pero parece ser que tomándose todas las libertades del mundo. Cualquiera que haya leído la novela estará de acuerdo en que resulta una obra difícil de adaptar a la gran pantalla, es una historia para ser leída, para que tus dedos sientan el papel al pasar cada página y para sentir el aroma de la tinta, para dejar que tu imaginación recree cada palabra y degustar los silencios, los gestos, las miradas.
Pero en mi opinión si alguien trata de adaptar una novela debería tratar de adaptarla, o si no mejorarla, no dedicarse a contar tan solo lo superficial de la historia, inventarse cosas que no vienen a cuento y cargarse algunas de las partes que dan mayor sentido a la historia.
Imagino a aquellos espectadores que han acudido a las salas de proyección sin leer la novela (y, al menos, si ese fuera mi caso) que solo podrán vislumbrar parte de la belleza que la historia tiene, y confundir relaciones que no son. La película se queda tan solo en una mera anécdota que trata de hacer de una historia simple algo bello, cuando puede hacer de algo sencillo una verdadera joya.
La película comienza realmente a mitad de la novela, cuando ya hemos conocido perfectamente tanto a la niña como a la portera y a todas las personas que se alojan en el número 7 de la calle Grenelle, y el personaje que significará el punto de inflexión en la vida de las dos protagonistas hace su aparición, Kakuro Ozu. Esto me parece comprensible, puesto que el metraje de la película es limitado, contar de forma más intensa la segunda parte del libro me parece una buena solución, siempre y cuando se trate de eso, de contar esa parte e integrar cuanto se pueda del principio. Pero en este caso, como digo, no retrata a los personajes como son, los que resultan más realmente caracterizados son la portera y el japonés, siendo la niña más que una interpretación libre del personaje, un personajes completamente diferente y que yo mandaría al psiquiatra a los dos minutos de comenzar la película. Tampoco cuenta la historia como es, se queda con lo que le interesa, se carga lo que no y se inventa lo que le da la gana. Personalmente, me cabrea.
La primera parte del libro se dedica, como ya he dicho, a presentarnos en profundidad los personajes, sus interrelaciones, sus formas de ser, lo superficial de sus existencias y la intensidad de los sentimientos de las dos protagonistas. En la película esto más que quedarse corto, se queda en algo prácticamente inapreciable que confunde, la grotesca familia rica tan vacía en realidad que nos presenta el libro se convierte aquí en una familia un poco pirada, cuya hija pequeña resulta la más tarada de la familia, en vez de ser la única normal de la casa, como nos la presenta el libro y quien puede ver de forma más objetiva cuanto sucede a su alrededor.
En cuanto a interpretaciones, la película se derrumbaría por si sola si no fuese por el personaje de la portera René perfectamente interpretado por Josiane Balasko, quien consigue decir más con sus silencios y su rostro que cualquier otro elemento de la película, desprende tanta empatía en su rostro como el enigmático Kakuro Ozu, correctamente personificado en la piel de Togo Igawa. Pero la niña es arena de otro costal, o más bien de otro planeta, porque no tiene nada que ver con la pequeña e inteligentísima Paloma que creó Muriel Barbery, la interpretación de Garance Le Guillermic es realmente plana, no dice nada, y cuando dice algo parece más una pequeña psicótica y tarada que una niña brillante que busca la tranquilidad en sus reflexiones. En la película no nos dejan descubrir cuan brillante es la portera, solo comprender que es diferente, que no es lo que aparenta, pero nos niega toda la magia de este y el resto de personajes.
Algo que también me ha llamado la atención es lo fácilmente que se han cargado algunas escenas que considero imprescindible mientras tratan de darnos masticado, y casi tragado, otras, como el caso del erizo. En la novela la única alusión al erizo es su título, es el propio libro el que te lleva a descubrir con cada palabra donde está la elegancia y quien es el erizo, sin embargo, llegan en la película y ponen a la niña contando como el erizo se trata de la portera y la metáfora es que por fuera parece llena de pinchos cuando por dentro contiene toda su elegancia... ¡mira tú, no nos habíamos enterado!, y luego se pasa la película pintando erizos por doquier, cuando lo bello del libro es que con tan solo cuatro palabras, su título, nos cuenta la historia entera, sin tener que hacer ningún otro tipo de mención a ningún erizo...
Y lo que acabó de desarmarme es el final, pocas palabras finales tan intensas y bellas me he encontrado en un libro, como para que lleguen en la película y no las aprovechen. Por favor, aquellos que no hayan leído el libro, os lo ruego, leedlo, o si no no veáis a película, pero no podéis quedaros tan solo con esta visión de la historia.
Algo que tengo que admitirle a la película es su acierto en la elección de la música, acorde a la historia, acorde al libro, acorde a la elegancia de un erizo. Y algo que tengo que reprocharle, es la escena del baño, tenía el humor suficiente en el libro y tenía más sentido, que el pequeño cambio que han hecho para la película, pero este punto es solo algo anecdótico.
En fin, que como película en mi opinión resulta bastante flojilla y se queda muy corta, como adaptación es en su mayor parte un asco, y como libro es una pequeña joya que nadie se puede perder.
Pero en mi opinión si alguien trata de adaptar una novela debería tratar de adaptarla, o si no mejorarla, no dedicarse a contar tan solo lo superficial de la historia, inventarse cosas que no vienen a cuento y cargarse algunas de las partes que dan mayor sentido a la historia.
Imagino a aquellos espectadores que han acudido a las salas de proyección sin leer la novela (y, al menos, si ese fuera mi caso) que solo podrán vislumbrar parte de la belleza que la historia tiene, y confundir relaciones que no son. La película se queda tan solo en una mera anécdota que trata de hacer de una historia simple algo bello, cuando puede hacer de algo sencillo una verdadera joya.
La película comienza realmente a mitad de la novela, cuando ya hemos conocido perfectamente tanto a la niña como a la portera y a todas las personas que se alojan en el número 7 de la calle Grenelle, y el personaje que significará el punto de inflexión en la vida de las dos protagonistas hace su aparición, Kakuro Ozu. Esto me parece comprensible, puesto que el metraje de la película es limitado, contar de forma más intensa la segunda parte del libro me parece una buena solución, siempre y cuando se trate de eso, de contar esa parte e integrar cuanto se pueda del principio. Pero en este caso, como digo, no retrata a los personajes como son, los que resultan más realmente caracterizados son la portera y el japonés, siendo la niña más que una interpretación libre del personaje, un personajes completamente diferente y que yo mandaría al psiquiatra a los dos minutos de comenzar la película. Tampoco cuenta la historia como es, se queda con lo que le interesa, se carga lo que no y se inventa lo que le da la gana. Personalmente, me cabrea.
La primera parte del libro se dedica, como ya he dicho, a presentarnos en profundidad los personajes, sus interrelaciones, sus formas de ser, lo superficial de sus existencias y la intensidad de los sentimientos de las dos protagonistas. En la película esto más que quedarse corto, se queda en algo prácticamente inapreciable que confunde, la grotesca familia rica tan vacía en realidad que nos presenta el libro se convierte aquí en una familia un poco pirada, cuya hija pequeña resulta la más tarada de la familia, en vez de ser la única normal de la casa, como nos la presenta el libro y quien puede ver de forma más objetiva cuanto sucede a su alrededor.
En cuanto a interpretaciones, la película se derrumbaría por si sola si no fuese por el personaje de la portera René perfectamente interpretado por Josiane Balasko, quien consigue decir más con sus silencios y su rostro que cualquier otro elemento de la película, desprende tanta empatía en su rostro como el enigmático Kakuro Ozu, correctamente personificado en la piel de Togo Igawa. Pero la niña es arena de otro costal, o más bien de otro planeta, porque no tiene nada que ver con la pequeña e inteligentísima Paloma que creó Muriel Barbery, la interpretación de Garance Le Guillermic es realmente plana, no dice nada, y cuando dice algo parece más una pequeña psicótica y tarada que una niña brillante que busca la tranquilidad en sus reflexiones. En la película no nos dejan descubrir cuan brillante es la portera, solo comprender que es diferente, que no es lo que aparenta, pero nos niega toda la magia de este y el resto de personajes.
Algo que también me ha llamado la atención es lo fácilmente que se han cargado algunas escenas que considero imprescindible mientras tratan de darnos masticado, y casi tragado, otras, como el caso del erizo. En la novela la única alusión al erizo es su título, es el propio libro el que te lleva a descubrir con cada palabra donde está la elegancia y quien es el erizo, sin embargo, llegan en la película y ponen a la niña contando como el erizo se trata de la portera y la metáfora es que por fuera parece llena de pinchos cuando por dentro contiene toda su elegancia... ¡mira tú, no nos habíamos enterado!, y luego se pasa la película pintando erizos por doquier, cuando lo bello del libro es que con tan solo cuatro palabras, su título, nos cuenta la historia entera, sin tener que hacer ningún otro tipo de mención a ningún erizo...
Y lo que acabó de desarmarme es el final, pocas palabras finales tan intensas y bellas me he encontrado en un libro, como para que lleguen en la película y no las aprovechen. Por favor, aquellos que no hayan leído el libro, os lo ruego, leedlo, o si no no veáis a película, pero no podéis quedaros tan solo con esta visión de la historia.
Algo que tengo que admitirle a la película es su acierto en la elección de la música, acorde a la historia, acorde al libro, acorde a la elegancia de un erizo. Y algo que tengo que reprocharle, es la escena del baño, tenía el humor suficiente en el libro y tenía más sentido, que el pequeño cambio que han hecho para la película, pero este punto es solo algo anecdótico.
En fin, que como película en mi opinión resulta bastante flojilla y se queda muy corta, como adaptación es en su mayor parte un asco, y como libro es una pequeña joya que nadie se puede perder.
Os dejo el trailer...
Enlace al post sobre el libro La elegancia del erizo
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