Lo cierto es que la película es imperturbable ante los visionados, te enloquecerá la primera vez que la veas y te seguirá fascinando cuantas veces lo hagas. Está llena de matices que a veces puedes sentirlos claramente y otras veces no alcanzas a vislumbrar, pero continúa fresca y magnífica, un relato auténtico a la vez que imaginario que se interna a través de tus ojos hasta llegar a lo más profundo de tu alma. Sencillamente no da tregua.


El guión corre a cargo de Charlie Kaufman y el propio Gondry, contándonos una de las historias más originales que hayamos visto. La mayoría de películas sigue el orden lógico de una historia: principio, desarrollo y desenlace, Eternal Sunshine se libera de ello para exponernos la trama al ritmo que debemos conocerla, al ritmo que el propio Joel la conocerá, pero sin avisarnos previamente, imbuyéndonos en una realidad que es cierta al tiempo que irreal.


Kate Winslet consigue con Clementine uno de los papeles en el que más la amarás y la odiarás al mismo tiempo, como le ocurre a Jim Carrey en la piel de Joel, su contrapunto, su complementario. Ambos dos actores y personajes son lo que el guión y la dirección necesitaba para hacer de esta película una obra maestra, dan lo mejor de sí mismos y resultan espléndidos, con una fotografía tan brillante que la hace brillar a cada instante. Pero no solo los dos protagonistas hacen las delicias de esta película, dentro de la historia principal se esconden otras historias que nos cuentan el resto de personajes, Kirsten Dunst, Mark Ruffalo, Elijah Wood y Tom Wilkinson son el complemento perfecto, lo que hace que la historia encaje en todos los sentidos.


Joel se despierta como en una resaca, sale para ir a trabajar pero descubre que su coche no está en condiciones de llevarlo, maldiciéndolo va a la estación de tren, donde sin saber por qué en vez de coger su tren sube a otro que lo lleva a una playa en la que parece buscar algo: curiosea por la ventana de una casa, dibuja en la arena y continúa maldiciendo mil y una cosas. Así se nos presenta a Joel. Clementine no está muy lejos, primero paseando por la misma orilla que él, después saludándole en un restaurante y finalmente de nuevo en la estación para coger el tren de vuelta, ella trata de llamar la atención de ese hombre que parece amargado pero Joel se resiste maldiciéndose, esta vez, por enamorarse de la primera mujer que le presta algo de atención. Dentro del tren Joel no tendrá salida y Clementine lo abordará como su propio carácter explosivo le hace respirar, la conversación en cierto modo es surrealista y natural, como la vida misma, incómoda y extraña, deseada y temida. Así se nos presenta Clementine, con la impulsividad que la caracteriza, la sinceridad de todo su ser.


Tras la presentación de las diferentes personalidades y los extraños instantes que llevan a que se encuentren y se conozcan, Clementine decide invitar a Joel a su casa, donde todo sigue siendo tan incómodo y extraño como en cierto modo natural, quedan a la noche siguiente y sienten que ya no son capaces de separarse por lo que ella decide que irá a su casa. Es en este momento cuando aparece un nuevo personaje en la piel de Elijah Wood, Patrick, que provocará que la historia realmente comience. El punto de inflexión que dará luz a lo acontecido... Pero ya he revelado demasiado así que a verla.


En cualquier caso, quienes no hayáis visto aún la película os preguntaréis qué tiene que ver este comienzo de la película con lo que dice la sinopsis, que alude a una historia peculiar: como ella decide borrarle a él de sus recuerdos y al enterarse él hace lo mismo. Lo primero que yo me pregunté al leer esta premisa es: ¿es esto posible?. Cuando conoces a una persona, y sobre todo cuando lo conoces tan íntimamente como en una relación, esa persona cambia tu vida, para bien o para mal. ¿Cómo pueden olvidarse todos esos momentos juntos?, y lo que es más, ¿cómo se puede extraer a esa persona de tu alma?. Tal vez no es tan dificil olvidar los momentos pasados juntos, como haríamos con una fotografía bastaría con recortar su silueta de ella; pero ese momento vivido, lo que esa persona te ha aportado no son solo recuerdos, y, en mi opinión, eso es imposible de eliminar, por más que nos empeñemos, lo que las personas causan en nuestro interior es algo con lo que tendremos que vivir para siempre.


Os propongo que veáis la película que muestra precisamente eso, que cuando esa persona ha calado en tu interior, no se trata de borrar un recuerdo, eso que borras deja una ausencia que debes cubrir, que sientes que te falta, que repites una y otra vez porque estás destinado a que ocurra, para bien o para mal. La película es triste y divertida al tiempo que perfecta, como la vida misma, porque incluso su incursión dentro de temáticas de ciencia ficción, como borrar elementos de una memoria como si nada, no da otro resultado más que la propia humanidad, el alma, y el final te deja un sabor de boca: la eternidad.

También tengo que hacer mención a la magnífica banda sonora que está ajustada a cada tiempo y a cada sentimiento, realmente encajada y bordada. La originalidad de la película fue premiada en 2004 con un oscar al Mejor Guión Original y la nominación a Kate Winslet como Mejor Actriz, cuatro nominaciones en los Globos de Oro aunque sin lograr ninguna estatuilla. Los galardones de Mejor Montaje y Mejor Guión Original, además de seis nominaciones en los BAFTA. Entre otros premios.

Para terminar os dejo la estrofa del poema Eloisa to Abelard de Pope, en que aparece el verso que da título a la película y un par de vídeos:

How happy is the blameless vestal’s lot!
The world forgetting, by the world forgot.
Eternal sunshine of the spotless mind!
Each pray’r accepted, and each wish resign’d.

Que traducido significa:

¡Qué feliz es la suerte de la vestal sin tacha!
Olvidarse del mundo, por el mundo olvidada.
¡Eterno resplandor de la mente inmaculada!
Cada rezo aceptado, cada antojo vencido.