Por aquel entonces estaba rodando una película titulada Dark Blood, al que le quedaban tan solo once días de rodaje y tras la muerte de su protagonista, el director se apresuró a ocultar todo el metraje temiendo que fuese a ser destruido. Pues bien, después de casi dos décadas, George Sluizer, el director holandés que la llevó a cabo, ha decidido que es el momento de retomar el proyecto, considerando que con el montaje y un par de retoques la cinta estaría lista para ser estrenada el año próximo.


El ajuste más interesante que ha sugerido para acabar la cinta sería el añadido de una voz en off, que según el director debería recaer en Joaquin Phoenix, el hermano de River, ya que, según él dice, sus voces son muy similares. Desde luego, no cabe duda de que la vuelta a las pantallas de un actor muerto hace veinte años sumado a la incorporación del hermano que le sobrevivió sería un gran cebo para que los espectadores acudieran a las salas de cine.


La película nos cuenta la historia de Boy, un viudo ermitaño interpretado por River Phoenix que espera el fin del mundo en una desértica planta de pruebas nucleares, mientras se entretiene confeccionando muñecos a los que otorga poderes mágicos en su imaginación. Pero un día, una pareja de la élite de Hollywood, encarnados por Judy Davis y Jonathan Pryce, aparece en busca de refugio cuando su coche se avería en su viaje por el desierto. Pero el joven que primero los socorrerá pronto los convertirá en sus prisioneros, con la idea de comenzar un nuevo mundo mejor con ella.

Sluizer cuenta con la productora holandesa Eyework para terminar la película y enfrentarse a las cuestiones legales que sin duda caerán sobre ella. Veremos lo que ocurre al final, si la cinta ve la luz o no, si Joaquin Phoenix se suma al proyecto o un sinfín de posibilidades que irán surgiendo.

Fuente: BlogdeCine

En mi opinión esta película trata de hacer una cinta de ciencia ficción diferente, si no es suficientemente distinto que una película francesa trate de arremeter un proyecto de este género, su director quiere darle una vuelta de tuerca bastante importante, y para mí eso es un punto a favor, no en contra. Tratar de hacer algo original y dejar de copiar lo que ya sabemos que funciona. Un poquito de variedad siempre viene bien.

La película trata de aunar diferentes perspectivas y tal vez se pierde un poco en el camino pero no se puede decir que no lo haya intentado y haya hecho méritos. Mezcla el futurismo con la religión, y nos transporta junto con el último prisionero a la cárcel volante de Dante 01, una prisión a la que van a parar los psicópatas más peligrosos y que está ubicada en una nave espacial que orbita un planeta muerto llamado Dante. La prisión no es tan simple como parece, apenas hay gente en ella y hay tantos prisioneros como personal, pero en este personal contamos además de carceleros médicos que se dedican a experimentar con los prisioneros, y es que esta es precisamente la finalidad de Dante 01, un lugar donde experimentar con cobayas humanas.

Junto al último prisionero llega un nuevo médico, quien no considera a los encarcelados más que instrumentos para avanzar en sus investigaciones, sin preocuparle el daño que puedan sufrir, lo que la convierte en más mortífera que el más cruel de los prisioneros por más que trate de escudar sus intenciones por el bien de la ciencia. Resulta una persona de lo más inhumana y carente de empatía, que conforme se desarrolla el film acabará metiendo en el mismo paquete de indiferencia a prisioneros y compañeros.

Técnicamente la película está bien lograda, con unos escenarios perfectamente acordes con la historia y el género, una fotografía que transmite las sensaciones de claustrofobia de vivir a bordo de una nave en determinadas condiciones, y un estilo claramente definido, dotando a cada personaje con la misma apariencia, vestimentas sencillas y cabello rasurado que hace que en cierto modo puedan llegar a ser intercambiables, porque así son realmente, tan solo instrumentos. Los efectos especiales están realmente cuidados y bien hechos.


La película ha sido duramente criticada por diversos motivos, entre ellos que es confusa, lenta y aburrida. En mi opinión resulta confusa porque no te da nada masticado como suelen hacer este tipo de películas, y deja muchas ideas a la atención y reflexión del propio espectador, resulta lenta porque lo es, nunca me han disgustado las películas lentas cuando tienen algo que decir y esta tiene mucho que contar, y no comparto para nada la opinión de aburrida porque a mi me ha mantenido en todo momento atenta y pegada a la pantalla, cosa que últimamente no puedo decir de muchas películas que siempre cuentan lo mismo una y otra vez.

Personalmente creo que es gratificante y loable encontrar una película que cuenta con el espectador para su propio desarrollo porque no tiene una historia cerrada y simple, sino un cuento que cada espectador puede entender de un modo ligeramente diferente. Hay quien considera esto un fallo de la película que no acaba de atar todos los cabos, pero sinceramente, en la vida los cabos nunca están atados, ¿por qué es tan imprescindible que todo esté masticado a más no poder en una película?. A mi me resulta más interesante la variedad de interpretación y la innovación.


En cuanto al desenlace resulta de lo más intrigante, llegados al punto de no retorno la película parece rallarse en sí misma para regalarnos sencillamente la vida, y con una sonrisa todo termina. No sé a vosotros, pero a mi me parece muy inspirador, y en eso precisamente consiste el arte.

Si buscas una película de ciencia ficción sencilla y sin mucha complicación, con acción a raudales desde luego que esta no es tu película. Si quieres disfrutar de una experiencia de búsqueda entre líneas y en tu propio interior y una experiencia visual interesante y bella te la recomiendo. Aunque ya veo que no hay mucha gente que busque ese "algo más" que puede brindarte el cine y es una lástima.

Durante una semana los estudiantes de un instituto alemán deben estudiar una forma de gobierno, al profesor Rainer Wenger le toca el tema de la autocracia, que no aborda con mucho entusiasmo. Los estudiantes se muestran escépticos ante la idea de que una dictadura como la del Tercer Reich pudiera volver a suceder en Alemania, así que para hacer más interesante la asignatura, el profesor decide comenzar un experimento con sus alumnos para demostrar la facilidad de manipular a las masas, lo peligroso de querer sentirse parte de un grupo hasta el extremo de perder la propia identidad...

La película resulta curiosa y bien llevada a cabo, y lo cierto es que da en qué pensar.

El experimento en sí se hizo para demostrar que incluso las sociedades libres y abiertas no son inmunes al atractivo de ideologías autoritarias y dictatoriales, y se llevó a cabo en la clase de historia del profesor Ron Jones cuando estudiaban la Alemania nazi, el profesor no pudo explicar por qué los alemanes permitieron que el Partido Nazi exterminara a millones de judíos, así que decidió mostrárselo.

Comenzó con cosas tan simples como una disciplina establecida en el interior del aula que se fue haciendo más autoritaria. Después llego el nombre, "La Tercera Ola", debido a la idea de que la tercera de una serie de olas es la más fuerte y un saludo, con similitud al nazi, que debían utilizar entre ellos tanto dentro como fuera de clase. El experimento cobró vida propia y alumnos de otras clases fueron uniéndose a él, el tercer día del experimento la clase había pasado de 30 a 43 alumnos, todos ellos mostrando mejoras académicas y una gran motivación. Pero al final del día el grupo contaba con 200 miembros. Al cuarto día el profesor decidió acabar con el movimiento, que comenzaba a estar fuera de control, para lo que les contó que todo había sido parte de un experimento sobre el fascismo, y que todos, de forma voluntaria, se habían sentido superiores, del mismo modo que le había ocurrido a la población nazi.

Varias décadas después el escritor Todd Strasser, escribió la novela en que se basó la película. También hubo un musical en el año 2000 basado en dicho experimento, The Wave - The Musical.